¿Un vehículo de gasolina o de diésel?
Comprar un coche nuevo es una decisión compleja. Se trata de una de las inversiones más importantes y costosas, tan solo por detrás de la compra de una vivienda. Acertar con el vehículo que mejor se adapte a nuestras necesidades a medio y largo plazo es fundamental para que la compra resulte rentable. Sin embargo, el amplio abanico de modelos que ofrece la actual industria del automóvil multiplica las posibilidades: diésel o gasolina; eléctrico o híbrido; GNC o GLP (AutoGas).
En este artículo vamos a centrarnos exclusivamente en la diferencia entre gasoil y gasolina, puesto que, hoy en día, siguen siendo los carburantes más demandados por los conductores.
Los coches con motor de combustión soportan hoy el mayor peso del mercado, a pesar del cambio de tendencia que abre cada vez más hueco a las tecnologías alternativas. Así, son muchos los usuarios que siguen sopesando gasolina vs. diésel a la hora de hacerse con un nuevo utilitario. Pero ¿cuáles son las diferencias entre gasolina y diésel? ¿Se trata del mismo combustible o tienen una composición diferente?
El petróleo y sus derivados
El petróleo en estado puro contiene diferentes hidrocarburos, sulfuros orgánicos, compuestos de nitrógeno y oxígeno y pequeños restos de metales como el hierro, el plomo, el sodio o el níquel. Una vez extraído, las refinerías someten el crudo a altas temperaturas (un proceso llamado destilación fraccionada) para separar los diferentes componentes o materias primas.
La primera fracción que se evapora se conoce como nafta, compuesta por moléculas que tienen cinco, seis y siete carbonos, y que se utiliza para elaborar los disolventes. A continuación, se separan las moléculas que tienen entre siete y once carbonos, que son las que se utilizan para obtener las gasolinas. Posteriormente, se extraen los componentes del queroseno y del diésel, que tienen entre doce y quince carbonos. Por último, se producen los aceites lubricantes, para los que se debe alcanzar un punto de ebullición muchísimo más alto.
¿Qué es la gasolina y cómo se obtiene?
La gasolina es un líquido compuesto por una mezcla de hidrocarburos que se obtiene a través del proceso de refinamiento del petróleo. Este proceso consta de cuatro etapas:
- Fraccionamiento: el crudo del petróleo se calienta lentamente y, de esta manera, se van evaporando los diferentes hidrocarburos a medida que se llega a su punto de ebullición.
- Craqueo: una vez obtenidas todas las fracciones, unas pueden transformarse en otras a través de reacciones químicas. Por ejemplo, una fracción de hidrocarburos de diez a catorce carbonos se rompe en fracciones de siete y once carbonos.
- Reformado catalítico: una vez se obtiene la gasolina, este proceso está orientado a mejorar su calidad como combustible, aumentando su índice de octanos.
- Depuración: finalmente, se realiza un proceso de depuración en el que se eliminan las impurezas, como los derivados sulfurados (es decir, que contienen azufre).
Después de pasar por estas cuatro fases, la gasolina ya estaría lista para su comercialización.
¿Qué es el diésel y qué propiedades tiene?
Ya sabemos qué es la gasolina y a que proceso se somete para obtener el producto final a partir del crudo del petróleo. Pero ¿qué es el diésel y en qué se diferencian?
El combustible diésel, también conocido como gasóleo o gasoil, se obtiene a partir de la destilación y la purificación del petróleo crudo. Para ello se utiliza una torre de craqueo donde se introduce el petróleo y se calienta. Cuando alcanza el grado de ebullición, los vapores se condensan y los residuos se separan para hacer grasas, aceites pesados o fibras textiles. Posteriormente, el vapor vuelve a calentarse y de esta segunda destilación se obtiene el fueloil, a partir del cual se deriva el gasóleo. Cada proceso de destilación proporciona un hidrocarburo más ligero que el anterior. A partir de ahí, en el mercado podemos encontrar tres tipos de gasóleo:
- Gasóleo A: una fórmula más refinada cuya mezcla cuenta con aditivos de mejor calidad, por ese motivo es el diésel que se utiliza en la mayor parte de vehículos.
- Gasóleo B: este combustible no está refinado y además contiene un alto porcentaje de parafina, por lo que suele destinarse a maquinaria agrícola o embarcaciones.
- Gasóleo C: menos refinado que los anteriores y con apenas aditivos, es el más recomendado para calderas y calefacciones.
Por norma general, tanto el diésel como la gasolina contienen aditivos que mejoran sus cualidades y prestaciones, con la finalidad de hacerlos más eficientes, menos contaminantes y más estables químicamente. En el caso de Repsol, nuestros investigadores han desarrollado una nueva generación de combustibles diésel y gasolina que logran reducir el consumo y las emisiones, así como alargar la vida del motor.
Motor diésel vs. motor gasolina: ¿cómo funcionan?
Antes de explicar las diferencias de funcionamiento entre un motor y otro, debemos conocer que, tanto los motores diésel como los de gasolina, convierten la energía química del combustible en energía mecánica. La forma en que estas detonaciones ocurren es la principal diferencia entre uno y otro.
Mientras que en los motores de gasolina el proceso surge a través de una chispa en el interior del cilindro por medio de la bujía, el motor diésel transforma el calor en energía para que se produzca el movimiento del vehículo. Es decir, a diferencia del motor de gasolina, el diésel es un motor térmico, cuyo movimiento se produce por la alta temperatura del aire en la fase de compresión.
Echar gasolina a un diésel o viceversa para limpiar el motor, ¿es conveniente?
En el sector del automóvil, como ocurre en casi todos los ámbitos, existen una serie de trucos que supuestamente sirven para mejorar el mantenimiento del turismo sin invertir demasiado dinero, pero que, finalmente, resultan ser falsos mitos que a la larga solo acarrean averías y costosas visitas al taller.
Uno de los más extendidos es el de echar gasolina a un diésel para limpiar los inyectores. La finalidad es mejorar el funcionamiento del motor y el argumento se resume en que, dado que la detonación de la gasolina es mayor, en la fase de compresión del diésel esto ayuda a generar vibraciones que ayudan a despegar los residuos adheridos a las piezas del motor. En realidad, estos residuos, llamados calamina, son carbono muy resistente que sometido a altas temperaturas se solidifica con extrema facilidad y se pega a los componentes del motor en lugar de despegarse.
¿Cuál es el resultado entonces de echar gasolina a un diésel? El gasóleo tiene un tacto más aceitoso que la gasolina, es más untuoso. Los inyectores modernos y las bombas de alta presión necesitan de esa propiedad lubricante para funcionar con mayor eficiencia: la gasolina mezclada con diésel elimina la capacidad de reducir las fricciones internas de las piezas y, por tanto, dañará prematuramente el motor de tu automóvil.
Echar gasolina a un coche diésel por error
Aunque parezca increíble, este es un error muy común. El broquel de una manguera diésel es más ancho que el de una manguera de gasolina, por lo que cuando vamos a repostar, aunque no estemos muy familiarizados con las nuevas etiquetas, sería muy improbable equivocarnos. Por el contrario, echar un poco de gasolina a un diésel por error es más factible, dado que el broquel es más estrecho.
En caso de que se dé esta circunstancia, lo que tenemos que hacer es vaciar el circuito de forma manual. Esta avería no es demasiado grave, pero sí compleja, así que lo mejor es que te pongas en manos de un profesional. Si has detectado el problema en el propio surtidor, lo más recomendable es que no muevas el coche y avises a los profesionales de la estación de servicio. En cambio, si estás ya en marcha, lo que debes hacer es ponerte en contacto con tu compañía de seguros para que te envíe al equipo de asistencia en carretera.